¿Sabías que un simple análisis de sangre puede revelar cómo trabajan tus riñones y tu hígado al mismo tiempo? El BUN, o nitrógeno ureico en sangre, es un marcador que, aunque silencioso, aporta información clave sobre cómo tu cuerpo procesa las proteínas y elimina los desechos.
Cambios en sus niveles pueden alertar sobre deshidratación, dietas extremas o problemas en la filtración renal, y en casos más graves, reflejar alteraciones en la función hepática.
Entender lo que indican estos números permite prevenir complicaciones antes de que aparezcan síntomas.
El nitrógeno ureico en sangre, conocido como BUN (por sus siglas en inglés, Blood Urea Nitrogen), mide la cantidad de nitrógeno que proviene de la urea, un producto de desecho del metabolismo de las proteínas, menciona MedLine Plus.
La urea se forma en el hígado a partir del amoníaco generado durante la degradación de proteínas y luego viaja por la sangre hasta los riñones, donde se filtra y se excreta por la orina.
Por ello, tradicionalmente, el BUN se considera un indicador indirecto de la función renal: si los riñones no eliminan correctamente la urea, esta se acumula y los niveles de BUN aumentan.
Sin embargo, como la urea se produce en el hígado, cualquier alteración grave de la función hepática también puede modificar su síntesis.
Por esta razón, los médicos suelen interpretar el BUN junto con otros marcadores como la creatinina, las pruebas hepáticas y la tasa de filtración glomerular (TFG) para obtener un panorama clínico más completo.
Según Mayo Clinic, los valores normales de BUN en adultos suelen situarse entre 6 y 24 mg/dL, aunque pueden variar según el laboratorio, la edad y otros factores.
Es importante destacar que un resultado fuera de rango no confirma por sí solo enfermedad renal o hepática. Siempre se interpreta en contexto clínico junto con otros análisis como creatinina y TFG.
Numerosos factores pueden elevar el BUN, incluso sin daño renal estructural:
En pacientes con enfermedades hepáticas graves —como cirrosis o insuficiencia hepática— la producción de urea disminuye, lo que suele traducirse en BUN normal o bajo, no alto.
Lo que sí puede suceder es que un alto cociente BUN/creatinina (BCR) indique peor pronóstico en pacientes hospitalizados, pero esto se debe más a insuficiente perfusión renal y alteraciones hemodinámicas que afectan simultáneamente riñones e hígado, no a un exceso de producción hepática.
En resumen, un BUN elevado suele reflejar problemas renales o situaciones de reducción de flujo sanguíneo, mientras que un BUN normal o bajo puede acompañar daño hepático grave, concordando con la fisiología y los datos recientes de investigación clínica.
El BUN es una herramienta valiosa para evaluar la función renal y, en contexto, la función hepática. Sus niveles deben interpretarse junto con otros parámetros clínicos para comprender las posibles causas de alteración, ya sean renales, prerrenales, dietéticas o metabólicas.
Un nivel elevado generalmente apunta a problemas renales o situaciones de reducción de flujo sanguíneo, mientras que un nivel bajo o normal en presencia de enfermedad hepática grave refleja la disminución de producción de urea en el hígado.
Mantenerse informado sobre este marcador ayuda a comprender mejor los resultados de laboratorio y facilita una atención médica más precisa.

