En Nueva Jersey no existe una temperatura mínima oficial que obligue al cierre de las escuelas durante episodios de frío extremo. La decisión depende de cada distrito escolar y se basa en factores como la seguridad en el traslado de los estudiantes, la sensación térmica, el estado de los edificios y las condiciones de las rutas.
En el Estado Jardín, la responsabilidad recae en cada distrito escolar, a través de sus juntas de educación y del superintendente, quienes evalúan las condiciones climáticas antes de definir si se suspenden las clases, se retrasa el inicio de la jornada o se mantiene el horario habitual.
A diferencia de lo que ocurre con las tormentas de nieve, donde la acumulación y el estado de las carreteras suelen ser determinantes, el frío extremo se analiza como un factor adicional y no como un criterio único. La decisión se toma a nivel local y puede variar entre distritos ubicados a pocos kilómetros de distancia.
El objetivo central del proceso es garantizar la seguridad de los estudiantes y del personal escolar durante el traslado hacia y desde los establecimientos, así como asegurar que los edificios cuenten con condiciones adecuadas de funcionamiento.
Distritos escolares como Cherry Hill Public Schools detallan públicamente cómo se adoptan las decisiones relacionadas con el clima. La seguridad de los alumnos y del personal es el principal criterio considerado por los superintendentes cuando se registra una ola de frío.
Su análisis incluye:
Los responsables escolares también analizan la duración prevista del frío intenso, ya que exposiciones prolongadas durante las horas de ingreso o salida pueden incrementar los riesgos, especialmente para los estudiantes más pequeños.
La decisión final recae en el superintendente, con el respaldo de los equipos de transporte e instalaciones. En este distrito en particular, la determinación se toma generalmente antes de las 5.30 hs para permitir una comunicación oportuna con las familias y el personal escolar.
Una vez tomada la decisión, los distritos utilizan múltiples canales para informar a las familias. Estos incluyen:
En el caso de aperturas retrasadas, los horarios escolares se ajustan de forma escalonada según el nivel educativo, y las rutas de autobús comienzan más tarde de lo habitual. Los servicios complementarios, como programas de cuidado antes de clases, también adaptan sus horarios.
Si bien no existen valores obligatorios para el cierre de escuelas, el Servicio Meteorológico Nacional y la Oficina de Manejo de Emergencias de Nueva Jersey establecen rangos de peligro que sirven como referencia para los distritos escolares.
Un Aviso de Sensación Térmica se emite cuando se prevén valores entre -15°F y -24°F (-26,1°C y -31,1°C). En estas condiciones, la congelación puede producirse en menos de media hora en la piel expuesta.
En niveles más severos, una Advertencia de Sensación Térmica indica valores de -25°F (-31,7°C) o inferiores, donde el riesgo de congelación puede aparecer en menos de diez minutos.
Los superintendentes utilizan estas alertas junto con pronósticos para evaluar el impacto concreto durante los horarios escolares y definir si es necesario modificar la actividad educativa.
En general, las escuelas de Nueva Jersey no suelen cerrar únicamente por bajas temperaturas. Distritos como el de Rutherford informaron que no han suspendido clases por frío durante décadas.
“Mientras las carreteras estén libres de nieve y hielo y la calefacción funcione en los edificios, estaremos abiertos”, aseguró el superintendente del Distrito Escolar de Rutherford, Jack Hurley, en una entrevista con North Jersey.
En estos casos, la postura habitual es mantener los edificios educativos abiertos si no hay nieve ni hielo en las rutas, aunque se adopten medidas de precaución adicionales. El frío extremo puede derivar en aperturas retrasadas, pero rara vez en cierres completos.

